
Hay un proverbio africano que dice: “Se requiere una tribu para educar a un niño”. Es algo totalmente cierto, y volcamos todos nuestros esfuerzos en ello. Pero al final, damos todo que nos quedamos con la satisfacción y el cansancio.
Al ser mamás volcamos toda nuestra energía, fuerzas y ganas a nuestros hijos; en algunas ocasiones nos sentimos drenadas. Es en ese instante que mamá requiere a su “tribu”.
Yo describo a mi Tribu de mamás, como mi red de apoyo. Ha sido una red no solo de apoyo para algún mandado, sino de apoyo mental y moral. La maternidad se siente como estar constantemente en el trapecio, de un lado a otro, desde las alturas viendo hacia el suelo con miedo. Es ahí cuando ellas se vuelven tu red de seguridad, tus porristas y hasta coach de vida.
La crianza suele ser solitaria, pero esa red de mujeres que se va tejiendo, hace que te sientas acompañada. Lo que te está pasando, puede ser que otra ya lo haya pasado. Porque solo una mamá es capaz de entender verdaderamente a otra.
Tu tribu es aquella que te respalda y no te juzga, la que te dará palabras de aliento cuando sientas que estás por desfallecer o será tu lugar seguro cuando no sepas a dónde ir. Antes ese grupo de mujeres me apoyaba a llevar a un hijo a una clase extracurricular o a cuidar a uno para llevar al otro al médico.
Con la Pandemia, la Tribu ha evolucionado. Ya no es una tribu que se reúne en las mañanas una vez al mes cuando los niños estaban en la escuela, para platicar, para contarnos nuestros sueños, lo que nos preocupa y algunos consejos de maternidad. La tribu se ha convertido en ese chat de Whatsapp que revisas con cariño en las mañanas, en el que recibes la buena vibra de aquellas que están pasando por lo mismo que tú.
Ninguna madre debería de criar sola, a pesar de tener a su familia lejos físicamente, y es ese grupo de grandes mujeres las que nos hacen sentirnos que no estamos fallando como madres.
A veces te ayudan a no perder la cordura, a mejorar tu autoestima, es un grupo donde todas compartimos nuestras alegrías, frustraciones, dudas, desahogos, reflexiones y penas.
Pero una tribu no es algo que se construye de la noche a la mañana, se va creando con contacto constante entre mujeres. Pero una tribu puede nacer donde sea, ya que sus miembros pueden ser vecinas, o esa mamá de la clase extracurricular de tu hijo, la mamá que siempre manda los recordatorios en el colegio de tu hija.
Créeme que no serás la única beneficiada, porque tus hijos te agradecerán que has traído más amigos a sus vidas que les ayudarán en su socialización y en su relación con el entorno.